La telemedicina (griego τελε (tele) que significa ‘distancia’ + medicina) es la prestación de servicios sanitarios a distancia. Es fundamental comprender que la telemedicina es un proceso, no una tecnología, es decir: telemedicina podría ser dos expertos en salud discutiendo un caso por teléfono, hasta la implementación de tecnología en comunicaciones e informática para hacer consultas, diagnósticos o cirugías a distancia y en tiempo real.
Actualmente, se entiende que el concepto «eSalud» es muchísimo más apropiado, en tanto que encierra un campo de actuación más extenso, y ciertos especialistas comienzan a tener en cuenta la telemedicina como un pilar de esta. Hoy hablamos de telemedicina y eSalud y nos preguntamos: ¿podemos curar a distancia?
¿De dónde surge el concepto?
Con la extensión del acceso a internet y el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), se extiende el acceso a los servicios, desde las compras online al
acceso a la información inmediata.
El mundo evoluciona, reduciendo el contacto y los desplazamientos necesarios para obtener servicios, y realizando de forma telemática muchas gestiones que realizaba de
forma presencial.
Asimismo, la información está mucho más accesible para toda la población, incluyendo la información sanitaria.
Estas dos situaciones se volvieron especialmente relevantes durante la pandemia COVID, acelerando el uso y desarrollo de aplicaciones telemáticas y volcando ingentes cantidades
de información al público general.
¿Cómo se aplica actualmente la eSalud y la telemedicina?
Hay tres vertientes principales de la aplicación telemática de la salud.
La primera de ellas sería la realización de procesos sanitarios a distancia; es decir, gracias a la conectividad inalámbrica y las conexiones a la red, actualmente se realizan
intervenciones quirúrgicas a distancia (el robot DaVinci sería un ejemplo), o pruebas de imagen con píldoras dotadas de microcámaras sin necesitar cables, siendo ingeridas y visualizando resultados en tiempo real, o incluso la monitorización en tiempo real de constantes vitales desde el hospital estando el paciente en su domicilio.
Por otro lado, el acceso a los servicios sanitarios y a la consulta con profesionales de la salud. Desde los servicios públicos y privados se ha orientado y realizado un esfuerzo en
materia de telemedicina, fomentando y dotando de cámaras web, mejorando el ancho de banda de internet, e invirtiendo en equipos informáticos para tener un profesional a “un clic
de distancia”.
La última vertiente sería el acceso a información de salud 24 horas al día, 7 días por semana. Poder consultar unos síntomas, una evolución o un problema de salud en cualquier momento puede suponer una ventaja y un aumento de la cultura sanitaria de la población.
Retos futuros de la telemedicina
Siguiendo las tres vertientes, en el proceso de atención a distancia un reto futuro sería el aumento de dotación y de servicios a los equipos de atención domiciliaria, permitiendo así la estancia del paciente en un entorno conocido, cómodo, familiar, sin descuidar su asistencia sanitaria.
Por otra parte, el reto del acceso a los profesionales debe evolucionar y facilitar aún más el acceso, reduciendo listas de espera de consultas, pero haciendo un esfuerzo educacional global, entendiendo la accesibilidad como un privilegio, y eliminando la necesidad de inmediatez (reservando esta para las urgencias vitales)
Y por último, un acceso a la información verificado, honesto, y en cierto modo “filtrado” de cara a que la información vertida en redes sea proveniente de fuentes verificadas, basadas en la evidencia y de personas o entidades con un respaldo científico
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